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EL DESASTRE DEL CANAL TRUJILLO Y LA INCREÍBLE INDIFERENCIA OFICAL


Por Luis José Chávez
El autor es periodista y politólogo
Algunos entendidos sostienen que la indiferencia del gobierno frente al problema provocado por la avería del Canal Trujillo y el consiguiente desbordamiento del Lago Enriquillo, ha originado daños a la zona que multiplican por mucho el costo de la inversión requerida.
Durante los últimos seis meses, cientos de miles de tareas agrícolas y ganaderas de las provincias Barahona, Independencia y Bahoruco han sido gravemente afectadas por las aguas desbordadas del viejo Canal Trujillo y el río Yaque del Sur, pero en todo ese tiempo las autoridades responsables no han logrado corregir la avería que ha ocasionado este desastre.
Desde el mes de septiembre del año 2008, a raíz del paso de la tormenta Ike, los pobladores y productores de la zona han clamado en el desierto para que el Gobierno y el Instituto Nacional de Recursos Hidraúlicos (INDRHI) dispongan la rehabilitación del canal Trujillo para evitar que las aguas desbordadas del rio Yaque del Sur inunden sus predios y rebosen el Lago Enriquillo, cuya expansión ha ocupado no menos de 260 mil tareas productivas en su zona de influencia.
Las asociaciones de ganaderos de las provincias Bahoruco e Independencia estiman que las inundaciones del Lago Enriquillo, están generando pérdidas en la zona por unos mil 400 millones de pesos mensuales. Aseguran que unas 200 mil tareas de tierras ganaderas están actualmente bajo agua, aumentado dramáticamente los ancestrales problemas económicos sociales de esta parte de la Región Sur.
El desastre data del mes de septiembre pasado cuando las aguas del río Yaque del Sur destruyeron el dique del Canal Trujillo en la localidad de Mena, en Barahona. Las aguas que antes desembocaban en el mar se han desviado de su curso normal, arrasando grandes extensiones de terrenos y terminando en el lago Enriquillo, que ha ensanchado extraordinariamente sus riberas hasta cubrir grandes extensiones de tierra ocupadas por fincas dedicadas a la producción agrícola y pecuaria.
De acuerdo a un reportaje divulgado por el periodista Frank Nuñéz en el Informe de Alicia Ortega, los agricultores de Boca de Cachón, en Barahona, sostienen que el problema se ha agudizado por la incapacidad de las autoridades del Instituto Nacional de Recursos Hidraúlicos (INDRHI) de corregir los daños de ingeniería provocados en el Canal Trujillo. Afirman que este organismo se ha limitado a promesas sin hacer nada para resolver el problema.
El periodista Silvio Herasme Peña, nativo del municipio de Neyba, también ha dado su voz de alarma, quejándose de que las autoridades de las provincias Bahoruco e Independencia han acudido a todos los despachos de los departamentos correspondientes, pero no han arrastrado ni un solo centavo a la región para enfrentar los daños que han sufrido los productores damnificados.
Y por lo visto, a pesar de que el desastre se ha extendido progresivamente a la vista de todo el mundo, el caso no ha ocupado la atención del presidente de la República. Los habitantes del Sur no han tenido la suerte de los empleados de Falconbridge y de los habitantes de Carlos Díaz Tamboril, que por lo menos lograron contar con la presencia directa del jefe del Estado para disponer medidas compensatorias.
La grave situación que viven las comunidades ubicadas en el entorno del Lago Enriquillo ha motivado un pedido del economista Luis Abinader, vicepresidente y precandidato presidencial del PRD, para que la zona sea declarada en estado de emergencia.
De acuerdo a licenciado Abinader, la actitud del Gobierno frente al desastre del Lago Enriquillo muestra una vez más que la región Sur sigue siendo la cenicienta del país y que el presidente Fernández está desatendiendo seriamente sus responsabilidades como gobernante. Tanto el reclamo como la crítica tienen toda la justificación. Parecería que el presidente se ha olvidado de que el Sur también existe.


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