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SON LAS 10 DE LA NOCHE...




Por Enrique Alberto Ramírez-Periodista
Alberari@Hotmail.com
El auge de la delincuencia juvenil es preocupante, pero más preocupante aún es escuchar al jefe de la Policía Nacional, cuando expresa su preocupación por la cantidad de delitos cometidos por jóvenes. ¿Que nos está pasando? Me pregunto.
El secretario de Interior y Policía, doctor Franklin Almeyda Rancier, cumplió con su responsabilidad cuando echándose encima un enorme problema de popularidad suspendió las discotecas y espectáculos nocturnos, pasadas las dos de la mañana. ¿Quien dice que con esa medida el funcionario no asumió la responsabilidad que debieron tener muchos padres de evitar que sus hijos pulularan por las vías públicas a altas horas de la noche o la madrugada inventando cuantas cosas?
¡Que mezquino! es no reconocer que luego de esas disposiciones del doctor Almeyda Rancier, han disminuido los escándalos, accidentes automovilísticos por carreras de autos y crímenes provocados por trifulcas escenificadas por jevitos borrachos en las calles a deshoras de la noche.
Pero la criminalidad y los delitos continúan siendo patrocinados en gran parte por jóvenes de diferentes capas sociales y eso ya no es problema de los gobiernos en exclusivo, sino más bien de toda la sociedad dominicana y sobre todo de la responsabilidad paterna.
Una vez escuché al empresario y productor de televisión Don Rafael Corporán de los Santos decir, mientras participaba en un fórum para la protección de la niñez, organizado por la Dirección Internacional del Niño (DNI), en la ciudad de Granada, España, donde gracias a él tuve la oportunidad de participar, que ¨si no abríamos hoy las puertas de las oportunidades para la juventud del mundo, les estábamos abriendo las puertas de las cárceles a nuestras futuras generaciones¨, hoy, quiero recoger e impulsar dicha frase para que establezcamos conciencia de la necesidad sincera de establecer programas serios para beneficiar la juventud, muy especialmente aquellas que se encuentran en nuestras calles haciendo labores de pordioseros esperando oportunidades de delinquir.
Revisar el Código y enviar a nuestros menores de 15 años a las cárceles a cumplir penas severas, quizás no sea la solución.
Entiendo que el problema en gran parte radica en la irresponsabilidad paterna y en la ausencia de políticas preventivas que deben complementarse con garantías de subsistencia y mayores oportunidades de trabajo para nuestros jóvenes.
Vamos a iniciar una cruzada reactivando nuestros talleres artesanales para que esos jóvenes aprendan oficios de mecánica, refrigeración, ebanistería, albañilería, radio técnica y otras tantas profesiones técnicas que le permitan subsistir en el futuro sin la necesidad de convertirse en malhechores, por la falta de empleos y otras oportunidades.
Nuestra generación fue criada con disciplina, todavía recuerdo, cuando en los años 70s la televisora Rahintel, canal 7, interrumpía su programación a las diez de la noche y decía ¨Son las 10 de la noche, ¿Sabes donde están tus hijos? Lo que era suficiente para que todos los
menores se reportaran a sus hogares so pena de ser drásticamente castigados, existía un poco más de paternidad responsable, no todo se lo dejaban al gobierno de turno.

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