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UNA HORA DESPUÉS DE LA HORA


Por : Enrique Alberto Ramírez/Periodista
alberari@hotmail.com
A veces resulta risible, hablar de la cultura que nos hemos impuesto los latinos y especialmente los dominicanos, en ocasiones, tratarla es motivo de risas y a veces de disgusto.
Uno de esos casos se deriva a propósito de la falta de respeto al tiempo de los demás, lo que se ha hecho una práctica generalizada a todos los niveles de la sociedad dominicana.
Hay actividades donde nos invitan y nos ponen a esperar hasta una hora o más tiempo, sin siquiera hacernos merecedores de una excusa, por parte de los organizadores.
Los dominicanos nos hemos ido convirtiendo en adivinos, por la sencilla razón de que ya sabemos de antemano que a una actividad a la cual fuimos convocados para determinada hora, no debemos asistir hasta una hora después de la verdadera hora a que fuimos invitados.
Ni siquiera logro entender como todos los asistentes se ponen de acuerdo para llegar a una actividad hasta una hora después de la hora indicada por la invitación. De momento las invitaciones dirán “lo invito para las ocho de la noche, pero no llegue hasta las nueve”.
Sin embargo, muchas personas que sí entienden del respeto que merece el tiempo de los demás, y que deciden llegar puntualmente a la cita o que preparan sus actividades para iniciarlas puntualmente, nos convertimos en sufridos de la espera.
El anfitrión, cuando invita a una hora determinada y se prepara para ser puntual, tiene que hacer la actividad con el salón vacío, porque sus invitados no llegarán a la hora a que fueron invitados, sino una o media hora después.
Otro caso es cuando el invitado llega puntual a la hora que fue citado y aún se está preparando el salón, porque se invitó a una hora pero la actividad será a otra hora diferente, al llegar los organizadores hasta lo miran como a un “bicho raro” es decir, si llegas tarde es malo y si llegas temprano es peor.
Lo propio pasa si la actividad requiere de la presencia de la prensa, pues algunos comunicadores llegan temprano y se desesperan y se va, mientras que los que llegan tarde se disgustan porque la actividad comenzó antes de que ellos llegaran, por lo que el organizador siempre tendrá problemas para complacer a toda la prensa y en ocasiones le hacen repetir el discurso.
Y ¿cómo podría arreglarse esa situación en un país donde los propios dirigentes de los partidos políticos convocan a sus respectivos comités ejecutivos para la cinco de la tarde y la reunión no comienza hasta las siete o las ocho de la noche?
Lo cierto es que resulta difícil saber para que hora debes invitar o a que hora asistir a una invitación.
Sin embargo, cuando los dominicanos tratamos con extranjero o viajamos al exterior, sabemos de la importancia de la puntualidad y del respeto al tiempo de los demás.

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