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BOSCH, PEQUEÑA BURGESIA Y DEGRACACION DEL DEBATE POLITICO


Por Claudio Márquez
Creo que Juan Bosch es (sigue siendo) el sociólogo por experiencia de la República Dominicana. Bosch conocía a profundidad las conductas y comportamientos de los diferentes segmentos y clase sociales del país. Por ello, nunca dejó de estudiar y analizar la influencia de de las diferentes capas la pequeña burguesía en la vida política y económica de la nación.
Un maestro de la dimensión intelectual de Bosch era lógico que procurara establecer distancia entre el juicio político y el personal; sabía que muchas veces las bases de este último radicaban en los chismes y deformaciones propias de una sociedad con escaso nivel de desarrollo, como sigue siendo la dominicana.
Tomando como sustentación la mentira y la especulación, el accionar político de esa pequeña burguesía alpinista ha estado siempre en la personalización de las diferencias sociales, en vez de su razonamiento como resultantes de condiciones sociales, económicas, políticas y culturales preponderantes.
Como ente de la sociedad dominicana, éste tipo de individuos lo encontramos en todas partes, tanto en los llamados partidos políticos tradicionales como en los de izquierda. Pese a su doble personalidad, es fácil de conocerles e identificar por sus juicios apasionados sobre el ejercicio político, su marcada proclividad al chisme y la mentira; factores que les impiden dictaminar en qué terreno, en qué forma y cuándo se suscitan las contradicciones políticas e ideológicas.
Además de considerar y ver en el Estado un reflejo personal de ellos, no de sus clases, la pequeña burguesía trepadora cree que no hay otro camino para reparar los aspectos negativos de la sociedad que no sea mediante la confrontación baja. Recuerdo que el propio Bosch decía que mientras menor conciencia de clase alcanza el pequeño burgués mayores son sus reacciones compulsivas contra aquellos que procuran hacer víctima de sus propias desgracias.
“El pequeño burgués sin formación política es, al mismo tiempo, economista y socialista”, decía Bosch sobre este segmento social tan abundante en la sociedad dominicana; y no se equivocaba el maestro. Sus señalamientos y enseñanzas en torno a la habilidad de la pequeña burguesía para tejer a su antojo circunstancias, así como para atribuir a otros la causa de sus problemas y pequeñez humana, nos refieren a casos recientes de ingratitud y falta de firmeza. De ahí el imperativo de considerar esta realidad y propugnar porque el verdadero debate político sea sacado del plano personal y llevado al terreno conceptual e ideológico.
Es desde la perspectiva social, no particular, no oportunistas, de donde habrán de provenir las conclusiones críticas más lúcidas, excluyendo el dislate de la cobardía y la traición. Construir un mejor país es una tarea espinosa, ya lo decía el maestro y líder histórico del PLD, quien con sus palabras observaba la conducta de individuos deformados colocados al asecho de lo que hacen los dirigentes y las organizaciones políticas de avanzada.
Este tipo de personaje se torna preso de sus propias actuaciones y deformaciones. Nadie como él es capaz de hacerse tanto daño. Por lo que con marcada frecuencia incurre en actos de felonía y alteración intencional de los acontecimientos. Ahora, estos sujetos de la vida social y política dominicana casi nunca actúan por sí solos.
Lo común es que sean utilizados como títeres en provecho de tal o cual posición política. Esa es la diferencia entre los que plantean posiciones y conceptos políticos racionales y los que prefieren irse por la tangente, reafirmando con ello su condición de mediocridad y oportunismo.
*El autor es periodista.

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