Gran parte de la población dominicana aguarda este miércoles atenta y con gran expectación la celebración, por separado, de dos reuniones del Comité Ejecutivo Nacional del PartidoRevolucionario Dominicano, convocadas por las dos facciones enfrentadas a “sangre y fuego” a lo interno de esa organización.
Las posiciones ïrreconciliable ¨ de ambos dirigentes políticos ha tornado interminable crisis que sacude al PRD comience a definir situaciones en lo inmediato y hacia el futuro de esa entidad y de sus actores.
Mientras, que el vicepresidente ejecutivo de la Fundación Institucionalidad y Justicia, Tulio Castaño Guzmán, advierte que la crisis no es sólo del PRD, sino de la democracia en la República Dominicana, ante el ejercicio pleno del poder de una sola agrupación política, el PLD.
Una primera convocatoria, hecha por Miguel Vargas Maldonado, busca afianzar al ex candidato presidencial (2008) en el rol de timonel del partido blanco, para luego conducir una convención nacional perredeista que redefina los cargos dirigenciales del PRD y establecer una plataforma partidaria de cara a las presidenciales del 2016.
La otra convocatoria, hecha por Hipólito Mejía, pautada para celebrarse apenas dos horas después (10:00 de la mañana), tiene el propósito, según la percepción pública, de contrarrestar la reunión liderada por Miguel Vargas, y de alguna manera para medir fuerza con el contrario entre la dirigencia y militancia del partido.
Es casi seguro que a los fines de establecer legalidad, los resultados de ambas reuniones del CEN terminarán siendo dilucidadas por el Tribunal Superior Electoral (TSE), organismo que eventualmente será receptora de sendas instancias, incoadas por los grupos enfrentados, en busca de nulidad de una y otra reunión.
Los ánimos pudieron estar caldeados ante los incidentes que pudieran ocurrir en la reunión a celebrarse en el Coliseo Teo Cruz, donde estará Vargas Maldonado, pero hay motivo para que baje la tensión en torno a hechos de agresión.
La otra convocatoria, en el club Los Prados, pudiera conducir a desviar la atención del sector hipolitista hacia ese encuentro, disminuyendo la posibilidad, no así los riesgos, de que se produzcan turbas y enfrentamientos en la cita del ensanche La Fe, al lado del Estadio Quisqueya.
En lo que podía esperarse fuera un choque frontal entre grupos adversos y con posiciones resaltantemente radicales, de consecuencias incalculables, lo que parece sucederá es una medición de fuerza de convocatoria y de incidencia política y liderazgo en un partido que pese a fuertes golpeos sistemáticos internos, aun mantiene una sorprendente fortaleza en el seno de la sociedad.
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