MIAMI,Estados Unidos, 31 mayo (EFE).- La cuenca atlántica
afrontará a partir de este domingo una temporada de huracanes que puede
convertirse en la más tranquila en 30 años, debido al desarrollo del
fenómeno de "El Niño" en el Pacífico, pero los expertos piden no bajar
la guardia.
"Si se cumple el pronóstico, la temporada de 2014
puede convertirse en la más tranquila en 30 años o más", dijo a Efe Todd
Kimberlain, científico y especialista del Centro Nacional de Huracanes
(CNH), con sede en Miami.
La semana pasada la Administración Nacional de
Océanos y Atmósfera de EEUU (NOAA) difundió sus previsiones de cara a la
temporada ciclónica en el Atlántico, que comienza el lunes y afecta
durante seis meses a Estados Unidos, el Caribe y México.
La NOAA vaticinó una temporada ciclónica menos
activa de lo normal, con la formación de entre 8 y 13 tormentas
tropicales, de las cuales entre 3 y 6 llegarían a huracanes, y uno o dos
de ellos de categoría mayor.
Kimberlain explicó a Efe que "El Niño", que inhibe
la formación de huracanes en el Atlántico y afecta la circulación
atmosférica, se ha gestado ya en el Pacífico y "va a durar toda la
temporada", por lo que se prevé una "actividad ciclónica reducida" en la
cuenca atlántica.
El científico de la NOAA destacó lo inusual que
resulta el registro de dos años consecutivos "tan tranquilos y de tan
poca actividad ciclónica" como el de 2013 y el previsto para 2014, al
tiempo que reconoció la incapacidad de los expertos para explicar en
estos momentos con certeza las causas de este fenómeno.
Durante la pasada temporada de huracanes, que fue
un "enigma" para los expertos, según la calificó Kimberlain, se formaron
sólo dos huracanes, Humberto e Ingrid, ambos de categoría 1, el mismo
número que en 1982, y ningún huracán de categoría mayor, cuando lo
normal es que se formen al menos dos.
"Es muy raro tener dos años tan tranquilos. No
sabemos qué quiere decir eso... quizá sea parte de un ciclo de una muy
larga escala de tiempo, pero es difícil precisarlo", apostilló el
experto.
Pero quiso alertar sobre el hecho de que se han
experimentado temporadas de huracanes benévolas, en cuanto a la
formación de fenómenos, que han resultado a la postre devastadoras. Como
la registrada en 1992, cuando el huracán Andrew tocó tierra en el sur
de Florida "causando muerte y catástrofe".
Preguntado por la posibilidad de que dos años tan
tranquilos signifiquen el fin de un ciclo o el cambio de un patrón
climático, Kimberlain reconoció que es "muy difícil sostener con certeza
que sea eso lo que está pasando", aunque, apuntó, "parece que existen
posibilidades de que esté ocurriendo un cambio de ciclo".
Advirtió, sin embargo, de que el pronóstico para
este año no debe llevar a engaño a la población: "El vaticinio no
contempla si habrá un ciclón tropical que toque tierra o no". Por eso,
prosiguió, la "gente debe entender que este es el momento para los
preparativos y tener un plan" que incluya "qué vamos a hacer si se emite
un aviso de huracán para nuestra región", aseveró.
"Este es el momento (de prepararse), y no inmediatamente antes de que llegue un huracán", hizo hincapié el experto del CNH.Lamentó Kimberlain que esta institución disponga
cada vez de menos recursos y fondos oficiales para abordar proyectos y
programas que sirvan para "crear nuevos productos tecnológicos de
información y seguimiento".
La realidad es que "cada temporada de huracanes,
el CNH cuenta con menos fondos para realizar proyectos", lo que preocupa
a los científicos sobremanera: "Estamos haciendo más con menos", como
resultado del "recorte de fondos procedentes del Gobierno", en concreto
del Departamento de Comercio, manifestó con decepción.
"Es un milagro que desarrollemos planes para aumentar servicios con menos fondos", puntualizó.
Y planteó con una buena dosis de optimismo el
posible empleo en un futuro cercano de "drones" (aviones no tripulados)
para la "monitorización de las condiciones en el núcleo del huracán".
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