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VELAN EN PEDRO BRAND VIGILANTE PRIVADO ASESINADO DURANTE ASALTO A SUCURSAL DEL BANCO POPULAR EN AVENIDA LUPERON DE SANTO DOMINGO

“Me quitaron a mi hijo de las manos, yo espero justicia”
LA CUABA, Pedro Brand.-En medio de escenas de llantos y dolor de familiares, compaƱeros de labores , vecinos y otros allegados, eran velados este viernes en esta comunidad,  los restos del vigilante asesinado ayer por varios asaltantes de una sucursal del Banco Popular Dominicano, ubicada en la avenida LuperĆ³n de la capital dominicana, de donde cargaron con 1.8 millones de pesos y dĆ³lares
Una hermana baƱada en sudor y lĆ”grimas que levantaba  los brazos al cielo; una madre en silla de ruedas  que se mira las manos vacĆ­as como si fuera allĆ­ donde estuvo el hijo asesinado; tres niƱos que lloran sentados en sillas plĆ”sticas; una esposa con la mirada ausente, un cadĆ”ver rodeado de hombres uniformados, con el logo de la empresa de vigilancia Marcos, conscientes de que el uniforme que llevan, como andan los dĆ­as, en cualquier momento se puede convertir en una mortaja.
Fue el panorama descrito por uno de los redactores del periĆ³dico ListĆ­n Diario y el editor de El Informador Dominicano.Com, quienes visitaron la humilde vivienda del vigilante Sabino MĆ©ndez, cuyo cadĆ”ver reposaba en el ataud, rodeado de decenas de los que fueran sus familiares, amigos y compaƱeros compaƱeros de la empresa de seguridad a la cual dedicĆ³ varios aƱos de su existencia.
 Un padre de familia, hijo, hermano, vecino y esposo calificado como ejemplar. Alguien a quien le tocĆ³ una vida llena de privaciones, una casita de zinc, rodeada de cortinitas para tapar la pobreza de las paredes y un mobiliario que atestigua que, realmente, el hombre que fue abatido de manera inmisericorde por sus asesinos se estaba ganando el pan de cada dĆ­a. Ɖl pudo elegir atracar con la escopeta con la que cuidaba las riquezas que nunca llegĆ³ a tener pero no lo hizo, sus verdugos sĆ­. Ellos robaron en el establecimiento RD$1.8 millones de pesos y US$2,276 de dĆ³lares.
Sabino residĆ­a con su esposa y sus tres hijos, un varĆ³n de 14 aƱos, y dos niƱas de 12 y 10 aƱos de edad, producto de un primer matrimonio, en la comunidad Salamanca, La Cuaba, kilĆ³metro 22 de la autopista Duarte. Era el menor de cinco hermanos. Fue definido por sus familiares y vecinos como un hombre dedicado a su hogar y su trabajo.
Su hogar, en el que compartiĆ³ con sus seres queridos, era este viernes un espacio donde reinaba el dolor y la indignaciĆ³n ante un hecho que cobrĆ³ la vida de un hombre que cumplĆ­a con sus labores.
“Me quitaron a mi hijo de las manos, yo espero justicia. Era un hombre trabajador, de la iglesia…”, decĆ­a entre lĆ”grimas Joaquina MartĆ­nez, madre de Sabino, quien estĆ” en silla de ruedas.
Sabino tenĆ­a cuatro aƱos laborando para la empresa de seguridad Guardianes Marco. Nunca hubo una queja en su contra y su conducta fue intachable, asegurĆ³ Manuel Valdez, gerente de la empresa donde se desempeƱaba el occiso. “Pedimos a un hombre bueno”, aƱadiĆ³.
Sabino recibirƔ cristiana sepultura este sƔbado a las 10 de la maƱana en el cementerio La PiƱa, de la comunidad de La Cuaba.
“Llegaron y lo mataron. ¡Ay, Dios mĆ­o! ¡Mi hermano tan bueno, tan dedicado! Quiero justicia, que agarren a esos delincuentes que nos han arrebatado a mi hermano de las manos. Ɖl no merecĆ­a morir asĆ­”, expresĆ³ ahogada en el llanto Colosina MartĆ­nez MĆ©ndez, hermana de Sabino.
Su esposa, Emiliana de los Santos, en pocas palabras y, visiblemente ausente de todo lo que le rodeaba, dijo que  todo estaba en las manos de Dios y que confiaba en que la muerte de su esposo, un hombre de familia, atento y honesto, no quedarĆ” impune.

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