Por Claudio A. Caamaño Vélez (@ClaudioCaamano)
Confiemos en la democracia como forma de gobierno y participación social. Ella no es la responsable de nuestros males. Culpables son los que no han sabido gobernar, y que nosotros no hemos sabido elegir.
Confiemos en la democracia, pero desconfiemos de las instituciones electorales dominicanas. Aspiremos a lograr los cambios a través de los votos, pero estemos dispuestos a defenderlos.
Sin dudas, el PLD no saldrá del gobierno por las buenas. Tendremos que obligarle a reconocer el resultado electoral. Llamemos al pueblo a votar, y asumamos la responsabilidad de que sea respetada su voluntad. Cada voto cuenta, porque cada voto representa a una persona que lo ejerce. Dejar que se roben un voto, es como dejar que asesinen a un ciudadano.
Debemos ir elaborando la estrategia, institucional y extrainstitucional, para defender la democracia; para que el deseo de poder y la necesidad de impunidad del PLD no vuelvan a usurpar la voluntad del pueblo. Controlan todas las vías legales donde reclamar: Junta Central Electoral, Tribunal Superior Electoral y Tribunal Constitucional. Por lo que debemos estar prestos para conducir nuestros reclamos al margen de esas secuestradas instituciones.
Los cambios se hacen desde el poder; y al poder se llega por dos vías: las armas o los votos. Como amantes de la paz, deseamos que sea por los votos. Pero así como Cristo, orando en el Monte de los Olivos (Lucas 22:42), pidió a su padre que si era posible le librara de la amarga copa de la crucifixión, mientras al mismo tiempo se preparaba para subir a la cruz. De igual forma hemos de hacer todo lo posible por librar a nuestro pueblo de la amarga copa de la rebelión, pero estemos preparados y dispuestos a hacer respetar su voluntad soberana en cualquier escenario y circunstancias.
La garantía de democracia no está en la JCE… está en nuestras manos.
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