Por Leoncio Bautista
( Editor )
Cuando asumí
la difícil y arriesgada tarea, de entonces, en el año 1973, de incursionar en el periodismo
de manera empírica hasta trascender a lo
profesional, luego de superar innúmeras dificultades, sacrificios personales y
familiares, fue con el objetivo de servir de manera desinteresada a la
comunidad en la crecí y me desarrollé, la entonces sección El Coco de Pedro Brand,
que era denominada como El 28 de Los Locos, por estar situado en este lugar, el
hospital Psiquiátrico Padre Billini, albergue para personas desmemoriados.
Para
entonces, siendo muy joven, comenzar a
trillar el sendero de la comunicación de masa, como corresponsal para el noticiario Noti-Tiempo, de Radio
Comercial, y meses después, ingresé como reportero de provincias en el
periódico vespertino La Noticia, de reciente fundación, cuya redacción central
estaba ubicada en la calle Julio Verne, número 14, sector Ciudad Nueva, próximo
al Parque Independencia, era peligroso debido a la intolerancia política prevaleciente.
Mi labor inicial
se basaba en la recopilación y reportes de datos de carácter noticiosos
acontecidos o por acontecer en Pedro Brand, en comunidades aledañas a Villa
Altagracia y Los Alcarrizos, lo que implicó exponerme a los riesgos que
implicaba ser objetivo en un período de semi-dictadura como fueron los primeros
12 años de gobiernos del presidente Joaquín Balaguer y la denominada Banda Colorá que implantó el terror en
perjuicio de los opositores al régimen.
No obstante a que residía próximo a la entonces temida
Primera Brigada del Ejército Nacional (Campamento 16 de Agosto), no fue óbice
para desafiar el riesgo que implicaba la publicación de informaciones
desafectas al régimen, incluso de excesos que en perjuicio de civiles, incurrían
militares de ese regimiento.
Esto conllevó
el que fuera detenido en múltiples ocasiones y llevado a dicha sede militar,
donde fui sometido a interrogatorios y presionado por ciertas informaciones
publicadas y que la jerarquía entendía, eran difamatorias , siendo
posteriormente liberados sin formularse cargos en mi contra, pero sin la
recurrente advertencia de que no debería seguir agitando a través de los medios
de comunicación.
La única
vez en que fui detenido y procesado
judicialmente, fue producto de la retaliación de unos de los oficiales
superiores que cuando era subalterno se consideró lesionado por una de las
informaciones publicadas en la que se vio involucrado en un incidente en el
interior de un bar de la comunidad, en disputa con un civil por el amor de una
mujer y por lo que fue arrestado y amonestado.
En ese
entonces fu víctima de una trama por parte de ese oficial que siendo ejecutivo
del referido campamento militar, valiéndose de varios civiles habría enviado a
colocar varios artefactos explosivos de fabricación casera, para atribuirlo a
mi autoría.
Mediante y
atropellante aparataje militar y sin la presencia u orden del ministerio público,
dicho oficial de triste recordación (Coronel Jaime) fue allanada mi morada en
presencia de mis hijos menores y esposa, a los que atorrizó, conduciéndome
preso a la dotación policial local y luego trasferido al Palacio de la Policía,
donde ante de las 48 horas del arresto, por disposición presidencial fui
libertado y dicho oficial sancionado con el traslado a la frontera y luego
retirado de manera forzosa , como castigo por prestarse a vagabunderías .
Este
traumático episodio no logró disuadirme para variar la línea informativa que
asumí desde el inicio de la carrera. Para entonces, estudiaba comunicación en
el Instituto Dominicano de Periodismo (IDP) y era corresponsal del periódico
vespertino El Nacional, del que varios años más tarde fui redactor de planta y
asignado a varias fuentes noticiosas, incluidos las del Palacio Nacional y la Junta Central Electoral.
PERIODISMO
POR VOCACION
Para
entonces en que me inicie en la profesión, el periodismo se ejercía por vocación
y apego a la ética profesional, siendo la principal satisfacción el cumplimiento del deber, que es el de
contribuir a informador, educar y entretener, así como aporte a la solución de
problemas que afectan a la comunidad. El periodista Juan Modesto Rodríguez, fue
el segundo munícipe de Pedro Brand , en
asumir ese rol, sirviendo varias varios medios de prensa nacionales. Este
colega también experimentó la amarga
experiencia de caer presos en represalia por la labor que ejercía en beneficio
de su comunidad.
En varias
ocasiones, ambos fuimos sometidos a interrogatorios de manera simultánea por
altos oficiales, incluso por los comandantes de entonces de la Primera Brigada
del Ejército Nacional, Marcos Jorge Moreno y Sancito Caro Brito, quienes
trataron de persuadirnos para que dejásemos de ser críticos del gobierno de
turno.
A lo largo
de mi dilatada carrera profesional, no he olvidado la tentadora oferta que en
el segundo mandato del Presidente, me hizo la dirigencia del Partido Reformista
Social Cristiano, en Pedro Brand, de favorecerme con una de las viviendas inauguradas
por la Cruzada de Amor, dirigida por la hermana del Presidente, Enma Balaguer
de Vallejo.El intermediario lo fue Bienvenido Navarro, alías Cocolito,
principal representante del reformismo en la zona.
Para
entonces, vivía junto a mi esposa y mis primeros 2 hijos, en una vivienda
alquilada, de manera y techada de zinc, que tenía, en ocasiones que hacer malabares
para el pago de renta, a la sazón 12 pesos mensuales. Fue por ello que recibí críticas
de familiares y amigos, por haber declinado la oferta tentadora, porque la
misma tenía por propósito la claudicación.
En ese
entonces, la remuneración a los corresponsales de provincias era prácticamente simbólica.
En el caso de los noticiarios radiales pagaban entre 20 y 25 pesos mensuales y
los periódicos 10 centavos por pulgada de texto de noticias publicadas, 10 y 15
pesos las fotos publicadas en portadas y 3 en páginas interiores.
En ese
entonces, era considerado pecaminoso, anti ético y ofensivo el recibir favores,
regalos (payolas), y era sancionado por los medios de prensa, por lo que los
reporteros tenían que conformarse con el magro ingreso que recibían como
producto de su trabajo.
En el caso
particular, para aumentar el presupuesto familiares, realizaba otras labores
divorciadas de la profesión como fue la de peluquero y fotógrafo de
diapositivas en blanco y negro, recuerdo que preservo con orgullo.
Aunque a lo
largo de mi dilatada carrera incursione en diversos medios de comunicación
impresos y radiales, he laborado en varias oficinas de Relaciones Públicas,
cubiertos importantes fuentes noticiosas y he sido asesor de prensa en
instituciones públicas y privadas, incluyendo de la Universidad Experimental
Willams Adams, no he amasado fortuna, pero si sastifecho del deber cumplido ,
el de pretender la búsqueda constante de la verdad , transmitirla sin temor ni
pavor en beneficio del receptor.
Durante los más de 40 años de labor profesional, he recibido reconocimientos provenientes de diversas instituciones, incluyendo tres premiaciones que valoro como si fuesen tesoro, otorgada por la dirección del periódico El Nacional, correspondientes a premiaciones por haber uno de los corresponsables más sobresalientes durante 4 años consecutivos, proveniente de una terna en la que participaron colegas de todas las provincias que laboraban para ese medio.
APUNTE
Mediante
este relato inconcluso de mi trayectoria, pretendo influir en aquellos jóvenes
estudiantes de comunicación y a otros que pretenden incursionar en el
periodismo u otras facetas de la comunicación social, a que si se lo proponen
pueden ejercer una labor apegado a la ética, pese a la presión del entorno
consumista y la tentación de aquellos que mediante el soborno pretenden impedir
que la verdad resplandezca .
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