SANTO DOMINGO.- El expresidente de Haití Henri Namphy murió a la edad de 85 años en el municipio de Jarabacoa, donde residió desde hacia varios años junto a su familia, confirmó su hija Melissa Namphy.
El exmandatario haitiano padecía de varios problemas de salud, entre ellos cáncer e insuficiencia respiratoria.
Su cadáver será velado a partir del lunes a las 2:00 de la tarde en la funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln, luego que se cumpla el proceso de preparación de su cadáver, de acuerdo al informe.
El exgobernante haitiano sería sepultado el lunes a las 4:00 de la tarde en el cementerio Cristo Redentor.
El general Namphy nació en Puerto Príncipe (Haití), el 2 de noviembre de 1932.
Fue presidente de facto desde el 6 de febrero de 1986 hasta el 7 de febrero de 1988, en cuyo periodo encabezó el régimen conocido como “El duvalierismo sin Duvalier”. Fue derrocado por el general Prosper Avril.
Ocupó la presidencia de Haití mediante un gobierno interino liderado por la junta militar que derrocó al dictador Jean Claude, poniendo fin a casi 30 años de dicho régimen.
Fue sustituido en el cargo por Leslie Manigat, y luego se trasladó a República Dominicana, donde residió junto a su esposa Giséle Celestin y sus dos hijos, Mellissa y Martine Namphy.
Luego se radicó en el residencial Vistas de Jarabacoa, en el sur de la provincia La Vega, tras residir varios años en el exclusivo sector de Arroyo Hondo, en Santo Domingo.
Namphy, tras su designación, mantuvo la dictadura en la nación caribeña y luego fue relevado en el cargo por Leslie Manigat, el 7 de febrero de 1988.
Siguió como jefe del ejército y mediante un golpe de Estado se hizo de nuevo con el poder cuando el presidente Manigat lo pasó a retiro, en junio de 1988.
Sin embargo, en septiembre de ese año otro general, Prosper Avril, lo removió de la presidencia mediante un nuevo golpe.
De acuerdo a denuncias de organizaciones defensoras de derechos humanos, miles de opositores fueron encarcelados durante el gobierno del general Namphy.
A pesar de que hoy no está bajo control de regímenes dictatoriales, la nación más pobre del hemisferio occidental se mantiene sumida en un estancamiento económico que obliga a sus habitantes a emigrar hacia la República Dominicana y otros países, donde logran una mejor vida.
En República Dominicana los nacionales haitianos logran trabajar en la industria de la construcción, plantaciones agrícolas y otros renglones de la economía local.
Además, muchos se dedican al trabajo informal en las calles.
Algunos sectores defensores de la soberanía dominicana han advertido que la inestabilidad política y económica que afecta a la vecina nación seguirá provocando un éxodo masivo de ilegales haitianos hacia la parte este de la isla que comparten ambas naciones.
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