La
fe, la perseverancia, el amor al prójimo y las ganas de ayudar a quienes más lo
necesitan son algunos de los valores que caracterizaron al pastor Francisco
Antonio Gutiérrez quien dedicó gran parte de su vida al trabajo social en
Barahona. Fue predicador internacional, además de psicólogo y locutor.
Nació
el 17 de diciembre de 1955 en Valverde Mao, pero su familia se mudó a la
provincia La Altagracia y fue allí en donde algunas personas dicen que vieron
en uno de los ojos de Francisco una imagen pequeña parecida a la de una virgen,
a partir de ese momento quienes lo conocían percibían en él una luz divina.
Poco
a poco el llamado de Dios se presentó en su vida y Joselo (así le decían sus
allegados) decidió seguirlo. Comenzó a predicar la palabra en las esquinas de
la ciudad y después de un tiempo se dirigió ante un empresario de apellido
Ochoa para solicitarle una donación de bloques de construcción y gracias a esta
iniciativa se logró construir la primera iglesia de Dios Pentecostal Movimiento
Internacional (M.I) en una pequeña ciudad llamada Janico, cerca de Santiago de
Los Caballeros, donde comienza su vida pastoral.
En
1980 se trasladó a Barahona porque supo que esa era la voluntad de Dios. Al
llegar a nuestro pueblo se enfrentó a diferentes problemas, pero no hubo nada
que perturbara el ánimo de Francisco. Atravesó una difícil situación económica,
al ver que no podía alimentar a su familia decidió viajar a Haití para comprar
y vender mercancía, lamentablemente, en Puerto Príncipe lo detuvieron porque pensaron
que era un espía internacional. Fue apresado y se dedicó en ese tiempo a
predicar la religión a los demás reos. Joselo dijo en ese momento que saldría
libre antes de que terminara el día con la ayuda de Dios y así fue.
Al
tiempo retomó su oficio como sastre y vislumbró un negocio que no existía en
Barahona. Su carácter firme y emprendedor lo llevó a hacer de esa visión una
realidad, así que pidió un préstamo para crear el COPICENTRO SHADDAY. Después
la muerte de Joselo, sus hijos continuaron avivando ese legado empresarial
convirtiendo a SHADDAY en un conjunto de seis empresas que proveen trabajo a
diferentes personas.
Joselo
influenció en la vida de muchos barahoneros, ayudándolos en cuanto podía,
incluso bautizó a Barahona con el nombre de “un oasis de bendición”. ¡Paz a sus
retos!.
Si
quieres saber más ingresa a www.franciscoantoniogutierrez.com
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