Con carteles con lemas como “No más deportaciones”, los padres y alumnos de la Escuela Puente del Castillo y de la escuela pública 128 se agruparon en la calle, frente al edificio, y dijeron que la presencia de los agentes fue un acto de intimidación dirigido a las numerosas familias inmigrantes que forman parte de estos centros.
“Estos agentes quisieron hacernos entender que nosotros no deberíamos estar aquí”, gritó a la multitud Omar Freilla, un padre de origen dominicano con dos hijos en Puente del Castillo. “Pues nosotros queremos hacerles entender a ellos que estamos aquí y que somos una comunidad unida. Si atacan a uno, nos atacan a todos”.
La protesta demostró el nerviosismo entre la comunidad hispana del alto Manhattan debido a la política de mano dura en inmigración impuesta por el presidente Donald Trump. Al menos un 40% de los padres de alumnos de Puente del Castillo nacieron en el extranjero, dijo la directora del centro, Julia Zuckerman. En la escuela pública 128, al menos un 65% de los padres son extranjeros.
La alarma en la comunidad saltó el jueves pasado, cuando un vehículo de la patrulla fronteriza, o Customs and Border Patrol en inglés, se estacionó frente a una de las entradas de Puente del Castillo poco antes de la hora en que los alumnos salen del edificio.
Zuckerman dijo a la AP que una madre asustada llamó por teléfono a las administradoras del centro educativo para avisar de la presencia del vehículo. Zuckerman salió a hablar con los agentes, dijo, que habían ido a comer a un local cercano y les pidió que movieran sus vehículos. Éstos lo hicieron, pero, según Zuckerman, ya habían generado nerviosismo entre los padres de la escuela y los comerciantes ambulantes de la zona.
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