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Por temor a críticas policías Nueva York no respondieron ataques y humillaciones

Por Ramón Mercedes 
NUEVA YORK.- Dominicanos en el Alto Manhattan expresan en lugares públicos que los policías uniformados en Harlem-Manhattan y Brooklyn, que sufrieron ataques y humillaciones el pasado domingo, no reaccionaron por temor a críticas de sectores neoyorkinos. 
Los criollos condenan, analizan y comentan en bodegas, barberías, tiendas, consultorios, paradas de buses y trenes “que ante situaciones similares con policías de su país estuviera el muerto y preso al pecho que eso mandara madre”. Solicitaron no ser identificados. 
“Ha sido un abuso, irrespeto y gran desconsideración para la policía neoyorkina lo que le hicieron a los agentes estando uniformados”, dijeron. 
En Harlem, mientras los agentes arrestaban una persona, desaprensivos golpearon a uno de ellos con una bola de baloncesto en la cabeza  y luego le tiraron decenas de galones de agua, incluyendo un cubo lleno del líquido derramado directamente en la cabeza de uno de los uniformados, como se observa en un video que se ha hecho viral. 
“Estamos seguros -dicen los quisqueyanos- que esos policías no reaccionaron ante tan humillante situación porque se sienten dudosos en actuar y para que sectores neoyorkinos no acabaran con su institución, diciendo que está compuesta por miembros salvajes, despiadados y anti derechos humanos”. 
El presidente Donald Trump escribió en su twitter “fue una total desgracia", instando al alcalde Bill de Blasio responder por los policías que "protegen nuestras vidas y nos sirven tan bien a todos nosotros; el alcalde debe actuar de inmediato”, demanda el mandatario. 
El alcalde ha dicho que tales conductas son inaceptables. Tres personas han sido detenidas por los incidentes. 
El presidente de la Asociación de Policía Benévola (PBA), Patrick J. Lynch, culpa a los políticos de la ciudad y del estado al declarar "Nuestros legisladores anti-policía han obtenido su deseo, la policía de NY está ahora congelada”. 
Sostuvo, "el desorden controla las calles, y nuestros líderes electos se niegan a permitir que los recuperemos. En situaciones como estas, necesitamos tomar medidas para protegernos a nosotros mismos y al público. Puede que a los políticos no les importe los peligrosos niveles de caos en nuestros vecindarios, pero los oficiales de policía y los neoyorquinos decentes no deben ser forzados a sufrir".




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