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Liberación de expresidente Lula amina a derecha brasielaña y molesta a derecha

CURITIBA, Brasil(AP).-La salida de prisión del expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva ha dado aliento a una debilitada oposición de izquierdas, aunque es probable que enoje a los conservadores que consideraban que su encarcelación era la prueba de que el país se tomaba en serio la lucha contra la corrupción.
Cientos de partidarios de Lula, vestidos con camisetas rojas, recibieron entre vítores al político, de 74 años y orígenes humildes y que gobernó el país durante el boom económico, a su salida de la sede de la Policía Federal en la ciudad de Curitiba, en el sur. Su puesta en libertad se produjo menos de un día después de que el Tribunal Supremo decretó que una persona debe ingresar a prisión solo cuando se agoten todas las vías de apelación.
El político, que presentó un recurso contra su condena por corrupción y lavado de dinero en relación con la compra de un apartamento en primera línea de playa en el estado de Sao Paulo, abrazó a su hija, levantó el puño en alto y se abrió paso hasta un escenario acompañado de su novia, entre otros.
"No tienen idea de la dimensión del significado de que esté aquí con ustedes", dijo Lula a sus jubilosos partidarios, dando las gracias a los líderes sindicales y a su formación, el Partido de los Trabajadores (PT). "Ellos no arrestaron a un hombre. Intentaron detener una idea. Una idea no desaparece".
El expresidente estaba encarcelado desde abril de 2018. La liberación podría revitalizar a una oposición debilitada por los escándalos de corrupción, el juicio político a su sucesora Dilma Rousseff, la entrada en prisión del propio Lula y, más recientemente, la debacle en las elecciones generales de 2018. Por el momento no está claro cuál será ahora su papel político.
Aunque tiene prohibido postularse a la presidencia mientras tenga recursos pendientes, el exlíder del PT sigue siendo una figura popular en la izquierda. Sin embargo, podría tener que volver a la cárcel si las apelaciones se resuelven en su contra.
El nuevo estatus de Lula podría irritar a los conservadores, y posiblemente al gobierno de ultraderecha del presidente Jair Bolsonaro, quien consideró que su encarcelamiento era un golpe a la corrupción generalizada. La detención de Lula dividió aún más a la polarizada sociedad brasileña, y su liberación podría reavivar las tensiones.

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