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Muchos dominicanos residentes en Chile enfrentan hacinado pandemia de coronavirus


SANTIAGO DE CHILE(EFE). En el portón hay un cartel escrito a mano: "No recibimos visitas porque estamos cuidando a nuestra familia". Desde fuera, la construcción en Santiago de Chile pareciera abandonada. Sin embargo, adentro viven más de 20 personas, cada familia en una habitación.
En el santiaguino barrio de Ñuñoa, entre edificios nuevos y otros en construcción, esta vivienda aún no ha sido demolida: es una casa okupa que sirve de refugio a estas personas ante el coronavirus en condiciones de hacinamiento.
Este tipo de viviendas se suman a los llamados cités (callejones con casa pareadas) y viviendas colectivas, más comunes en otros puntos de la capital, en donde suelen habitar los inmigrantes y en los que ya se han detectado varios casos de COVID-19
Wellington abre la puerta. Es dominicano y vive hace 8 años en Chile. Creyente, un rosario cuelga de su cuello.
Los niños corren por la casa mientras los adultos comparten la tarde en el patio. Las sillas están cojas, así que apoyan los respaldos en un árbol.
Al entrar, uno de los niños ofrece alcohol gel. No es la única medida de resguardo: ni los menores ni la única adulta mayor que ahí viven han salido de la vivienda en más de un mes.
"(Al principio) lo tomamos como algo pasajero. Cuando empezaron a caer (enfermos) en el país de uno fue cuando vimos que la cosa iba en serio", explica a Efe Juan Carlos, un dominicano que hasta el brote de la pandemia en Chile trabajaba en una peluquería.
"En la peluquería dijeron que iban a cerrar porque estábamos en cuarentena. Yo no sabía qué era eso", cuenta.

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