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Arzobispo Ozoria ordenará el sábado a18 nuevos diáconos, dos son periodistas


REPÚBLICA
 DOMINICANA.-El arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta, ordenará este sábado 29 de agosto, con la imposición de manos, a 18 nuevos diáconos permanentes, que se integrarán al trabajo de evangelización, servicio pastoral y de administración de los sacramentos en distintas parroquias del Distrito Nacional y las provincias Santo Domingo y Monte Plata.


Con la consagración de este nuevo grupo, entre los que se encuentran por primera vez dos periodistas activos en los medios de comunicación del país, se elevan a 27 el número de diáconos permanentes ordenados en la arquidiócesis de Santo Domingo durante este mes de agosto, todos hombres casados y con diversas profesiones y ocupaciones.

La ordenación se efectuará en la Catedral de Santo Domingo, Primada de América, bajo las restricciones de la pandemia del covid-19, a las 9:30 de la mañana, durante una ceremonia que ha sido preparada por los liturgistas del histórico templo colonial, sede del Arzobispo Primado de América. Nueve ya han sido ordenados en las distintas vicarías territoriales de la Arquidiócesis.

Los periodistas que se ordenarán diáconos el sábado son José P. Monegro, director del periódico El Día, y Ramón Urbáez, asistente de publicaciones del Tribunal Superior Electoral (TSE) y colaborador del periódico Listín Diario, donde laboró por más de 15 años. Ambos son profesionales que como periodistas han laborado y dirigido distintos medios, y en el caso de Urbáez dentro y fuera del país.

Un diácono es considerado un servidor, un clérigo o un ministro eclesiástico, que recibe el grado inferior del sacramento del Orden Sagrado por imposición de manos del obispo, y por lo tanto se le considera la imagen sacramental de Cristo servidor, en virtud de la

Sagrada escritura que especifica: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos».

Es oficio propio del diácono, según le fuere asignado por la autoridad competente, administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la iglesia, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles e instruir y exhortar al pueblo de Dios.

Al igual que un sacerdote, el diácono recibe ya el sacramento del Orden (sacerdotal). Sin embargo, un diácono no es un sacerdote y por lo tanto, no puede llevar a cabo las potestades sacramentales.

Desde la fundación de la iglesia, hace más de 2 mil años, los apóstoles de Jesús designaron a hombres de buena fama y comprometidos como servidores que les ayudarán con las tareas de la administración de la iglesia y se ocuparan de los pobres y las viudas, mientras ellos se dedicaban a la predicación del Evangelio y la misión que Cristo les había encomendado.

Las iglesias usan diáconos de diferentes maneras. Pueden preparar y servir la comunión, establecer salas para eventos, ocuparse de las instalaciones y los terrenos, orar con los confinados y, por supuesto, guiar a la iglesia para proporcionar a las ayudas que necesiten los feligreses. En resumen, hacen cualquier cosa y todo lo que la iglesia necesita.

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