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Las manos que construyen un mejor mañana

Por Araceli Aguilar Salgado 

 

 


“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Antonio Machado  

La construcción de caminos es tan antigua como la misma civilización humana; ya desde la época de los antiguos mesopotámicos se realizaban caminos para poder llegar más rápido y fácil a sus ciudades provinciales, incluso en la América prehispánica, los incas fueron grandes constructores de caminos en lugares muy inaccesibles dentro de su imperio, como las montañas andinas, donde también realizaron caminos que permitían poder moverse desde la playa del Océano Pacífico hasta la ciudad de Cusco en plena Cordillera de Los Andes. 

En México, los aztecas también fueron grandes constructores de caminos, que comunicaban Tenochtitlán con ciudades dominadas por sus ejércitos y hacían más ágil la conducción de todos los productos que se consumían en la gran ciudad azteca.  

Con la llegada de los españoles, se empezaron a crear de alguna manera las dependencias que se encargarían de la construcción de los caminos a todo lo largo y ancho del recién conquistado territorio denominado Nueva España.  


En este periodo de la historia en México, y concretamente en el año de 1533, por disposición de la Corona Española se crea la Cédula Real (orden del rey de España para crear una institución encargada de los caminos), para la construcción de caminos por toda la colonia. 

Después de varias adecuaciones, en el año de 1925, mientras gobernaba Plutarco Elías Calles, se estableció el 17 de octubre como el Día del Caminero, esto como un reconocimiento al trabajo que realizan la suma de cada kilómetro de carreteras, caminos rurales y demás infraestructura carretera que acerca a los guerrerenses y mexicanos que viven en las localidades más apartadas con los servicios básicos. 

Las obras de infraestructura moderna, las comunidades que se incorporan a los beneficios de las telecomunicaciones, es gracias a la entrega, solidaridad, eficiencia y trabajo de cada uno de los hombres y las mujeres que construyen y brindan mantenimiento a la red carretera de México y los estados de la república Mexicana, quienes, sin importar las condiciones del clima, la geografía, la orografía accidentada del lugar, se encargan de plasma el talento y la pasión realizando trabajo de titanes, quienes desde el proyecto hasta su ejecución realizan la labor de peones camineros para abrir caminos y conservarlos en buen estado cada día esté mejor conectado. 

El término “caminero/a”, hace referencia a los que, con su trabajo, abren los caminos que conectan a las regiones a lo largo y ancho de la República Mexicana, con el objetivo de agilizar el tránsito de personas, bienes y servicios que impulsan el desarrollo. 

Dentro de las profesiones dedicadas a los caminos, están mayormente el trabajo de los ingenieros civiles, ingenieros topógrafos, geodestas y geólogos; mientras que los oficios más comunes son los residentes, proyectistas, auxiliares, sobrestantes, cabos, ayudantes, baliceros, cadeneros, mecánicos y choferes, donde también encontramos un sinfín de operadores de maquinaria pesada. 

En el Estado de Guerrero contamos con  un Sistema Carretero de calidad y seguridad, que apoya la competitividad y la eficiencia de la economía y de los sectores que la componen, que contribuyen a eliminar desequilibrios y a potenciar el desarrollo regional mejorando el acceso a zonas rurales marginadas, con énfasis en el uso eficiente de los recursos, la atención al usuario, la protección al medio ambiente, y el desarrollo de proyectos que contribuyen al reordenamiento territorial y la eficiencia operativa y conexión de corredores (libramientos, entronques, distribuidores, accesos, puentes), considerando como ejes rectores la colaboración con el sector privado, la transparencia y la rendición de cuentas, gracias al trabajo perseverante de los camineros y camineras. 

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