Vida y Bienestar:
Yajaira Ortega
(Psicología Clínica)
El origen del concepto agilidad emocional, surge a raíz de las investigaciones, realizadas por Susan David, doctora en psicología y profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard. La cual define “Ser emocionalmente ágiles significa aprender a convivir con nuestras emociones, pensamientos y recuerdos de forma saludable. Siendo, además, coherentes con nuestros valores”, explica. Parece sencillo, pero no siempre lo es. Existen diferencias entre el concepto inteligencia emocional, propuesto por, Jack Mayer y Peter Salovey y la agilidad emocional propuesta por la Doctora Davis.
La doctora Davis realiza una comparación de alguien el cual puede ser inteligente emocionalmente no obstante utilizar esta capacidad sin poner en práctica ningún tipo de valores, solo para obtener un beneficio particular, sin apego a las normas sociales de conducta que debemos tener u omitir lo que es correcto.
Conociendo
la definición de este concepto y el papel tan importante, que juegan nuestras
emociones en nuestras relaciones interpersonales,
sumando la importancia de nuestros valores.
Nos lleva a que las emociones son datos, y contienen información
importante, pero no marcan qué debo hacer. Es necesario identificar como nos hacemos ágiles emocionalmente. El embotellar o
incubar nuestras emociones, negarlas o asumir una negative positivity (positividad negativa), nos
lleva a emitir juicios acerca de nosotros mismos y afecta nuestras relaciones
de manera negativa. La gente que incuba sus emociones tiene una mayor tendencia
a la ansiedad y a la depresión. Según algunos estudios, puede aumentar incluso
la duración de una depresión. Nuestro entorno y nuestras experiencias
acumuladas, determinan en un alto porcentaje, la manera en como resolvemos los conflictos, no obstante
nos construimos día a
día. Podemos
desaprender conductas las cuales no son favorables y podemos aprender nuevas
conductas que nos permitan desarrollar nuevas capacidades para interactuar de
acuerdo a las normas establecidas socialmente. La agilidad emocional no va de
ser positivos todo el tiempo. Va de poder conectar con nuestras emociones,
nuestros pensamientos y nuestros recuerdos.
La doctora Davis
realiza 4 recomendaciones que nos acercan hacia la agilidad emocional, las
cuales son:
1-
Exterioriza y acepta tus
emociones: si hoy te sientes frustrado, aburrido o enfadado, no discutas
contigo mismo. No te quedes atascado pensando si debes o no sentirte así. Solo
acepta cómo te sientes. Sé amable contigo mismo.
2-
Etiqueta tus emociones:
escribir sobre nuestras emociones también ayuda muchísimo a canalizar y
gestionar nuestras emociones.
3-
Hacerte preguntas sobre tus
porqués: ¿Cuáles son mis valores en esta situación? ¿Qué es lo que más me
importa? Eso te lleva a realizar una justa valoración ante una situación
conflictiva.
4- Cuando debo de actuar: si tu valor es mantener una relación considerada y respetuosa con tu pareja, si eso es lo que valoras, pero te das cuenta de que cuando ambos regresan del trabajo solo se pelean y solo se sientan ante el televisor, o cada quien ingresa en las redes sociales, puede ser que ese minuto del día sea cuando decidas que dejarás todo de lado e irás a abrazar a esa persona y decirle “hola”. Es lo que llama la doctora un pequeño arreglo. Un micromomento en tu día que conecta con tus valores.
Para lograrlo, ella nos anima a aceptar
nuestras emociones desagradables, a ser compasivos con nosotros mismos por
tenerlas y a prestar atención al mensaje que nos lanzan: “Las emociones son
señales que nos indican aquello que nos importa. Estemos atentos, porque nos
guían para actuar según nuestros valores”.
Puedes
seguirme en mis redes sociales
Instagram
//Spotify
@antologiaspsicologicas
0 Comentarios