Vida y Bienestar :
Por Yajaira Ortega
(Psicología clínica )
A primera hora del día, escuchando a
Despertando podcasts, encontré un capítulo no. 229 el cual nos hace detenernos
a pensar como nos relacionamos con el estrés. Y es que el estrés no deja de
estar presente en nuestra cotidianidad.
¿Sabemos que es
el estrés?
Es la situación de un individuo, o de alguno de sus órganos o aparatos, que, por exigir de ellos un rendimiento superior al normal, los pone en riesgo de enfermar. El estrés es normal y beneficioso en cierto grado, es la respuesta natural de nuestro cuerpo cuando percibe algún peligro, amenaza o cambio en su entorno.
La
reacción natural es entrar en estado de alerta e intentar protegerse, por eso
es que podemos sentirlo, física, mental y emocionalmente. Es necesario identificar
esto, para no entrar en una batalla con nuestro cuerpo.
El estrés nos mantiene en alerta, nos protege
de ciertas situaciones y lamentablemente no podemos deshacernos de
él.
Debemos aprender a relacionarnos con el
estrés de una manera sana y evitar prácticas que realizamos que nos llevan a
deteriorar nuestra salud.
Identificar las situaciones que nos generan
estrés y realizar balance de nuestras actividades es el comienzo para crear
herramientas beneficiosas que nos ayuden a que el estrés trabaje a nuestro
favor, permitiéndonos ser más proactivos.
El estrés se manifiesta de diferentes formas, algunas de ellas:
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Dolores y achaques frecuentes
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Dolores de cabeza
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Falta de energía o concentración
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Problemas sexuales
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Cuello o mandíbula rígidos
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Cansancio
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Problemas para dormir o dormir demasiado
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Malestar de estómago
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Uso de alcohol o drogas para relajarse
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Pérdida o aumento de peso
Algunas de las recomendaciones prácticas que
nos ayudan a que el estrés se convierta en un aliado.
- Organizar nuestro tiempo y no procrastinar
- A veces es bueno aprender a decir No,
sobre todo cuando estamos sobrecargados de actividades. No debemos
comprometernos ante situaiones que se nos dificulte cumplir.
- Mejorar
nuestras rutinas de sueño, es necesario hacer una profilaxis de nuestras
rutinas de sueño y cumplir religiosamente con nuestra cuota de 8 horas, es
lo recomendable.
Y sobre todo
trabajar nuestra atención plena, estar conscientes de nuestro momento presente
y ser compasivos con nosotros mismos. No somos robots, en ocasiones
fallamos, no logramos alcanzar todas nuestras metas del día y eso es parte de
la vida. Disfrutemos cada proceso de nuestras vidas, los desafíos siempre van a
existir mientras estemos en esta tierra…
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