Una veintena de personas murieron desde el pasado miércoles en enfrentamientos entre rebeldes de la Unión para la Paz en Centroáfrica (UPC) y milicias que reclaman su autodefensa, sumiendo a la ciudad en el caos.
“Las organizaciones humanitarias tienen dificultades para trabajar sobre el terreno. La Cruz Roja local y Médicos sin Fronteras no son capaces de surcar las calles para recoger los cadáveres que aún hay en el suelo y que sirven de alimento a los cerdos”, declaró el gobernador de la provincia de Haut Mbomou, Ghislain Dieu-Béni Koléngo.
Además, desde el pasado miércoles se han producido numerosos saqueos e incendios de casas en la zona, empeorando la tensa situación, según el gobernador de Zemio, Martin Dalou-Wamboli, que expresó su preocupación por la amenaza de un ataque armado contra civiles desplazados en varias iglesias de la ciudad.
“Los habitantes vaciaron la ciudad. La gente se refugió en el hospital, el campamento del ACNUR y en varias iglesias. Ayer milicianos de la UPC iban a atacar una iglesia, pero el sacerdote avisó a la Minusca (la misión de la ONU en el país), que se interpuso para proteger a los desplazados”, explicó Dalou-Wamboli.
El gobierno de Zemio alertó de las difíciles condiciones de vida de los desplazados internos, que carecen de agua potable, alimentos, y un lugar para refugiarse.
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