Vargas, candidato a la Vicerrectoría de Extensión de la UASD, dijo que asume el compromiso de plantear ante el Consejo Universitario una modificación al modelo contractual de profesores en los primeros cien días de su gestión en la academia.
Explicó que el modelo de 40 créditos laborales, teóricamente significa 40 horas de trabajo académico a la semana, pero con entre 50-70 estudiantes por aula, con la inaudita y aberrante realidad de 600 a 1000 estudiantes por profesor con carga docente completa. Explicó que la situación se agrava cuando se trata de asignaturas de laboratorios o prácticas, ya que el tiempo laboral podría subir a unas 50 o 55 horas semanales, en razón de que este tipo de asignatura se paga en base a un 50% del valor de las clases teóricas.
Añadió que, en cambio, si se trata de un "profesor viajero", el caso es peor, pues habría que añadir entre 6 y 8 horas de transporte, sin que se reconozca como tiempo laboral ni se cubra seguro de vida durante el trayecto, a lo cual se agrega que casi el 25% de los profesores no son residentes.
Sentenció que "Asistimos a un patrón de trabajo arruinante y agotador, que socava los tiempos de familia, de ocio y crecimiento humano-cultural del docente, provocando prácticas descomunales en el sistema educativo mundial, como jornadas de trabajo sábados completos, sin una remuneración extra, por demás."
Consideró que este modelo “ha hecho raíz cancerígena” en la institución, por lo cual opinó que debe ser desmontado de manera gradual y establecer uno basado en mejores condiciones salariales y de mayor calidad académica.
Para ese desmonte gradual, plantea que la primera meta sería llegar a 30 créditos y luego a 25 créditos en los próximos cuatro años, para que a partir de los cinco años los contratos laborales académicos se hagan basados en 20 ó 15 créditos docentes, máximos; sin desmedro de los salarios del momento.
Vargas, un conocido ex líder estudiantil, quien fuera presidente de la Federación Dominicana de Estudiantes (FED), argumentó que este es un tema de naturaleza institucional, no gremial, porque el principal y más importante activo de la universidad es su especializado cuerpo profesoral.
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