Por Ramón Mercedes
NUEVA YORK.- Sectores dominicanos en el Alto Manhattan y El Bronx, entre ellos empresarios, profesionales, periodistas, comerciantes, comunitarios y padres de familias, condenaron la brutal agresión de la que fue vĆctima el teniente del NYPD, el dominicano Gypsy Pichardo, mientras se encontraba de servicio.
El ataque despiadado contra el oficial se produjo el pasado sÔbado a las 9:45 pm, cuando oficiales respondieron a una llamada sobre una disputa con un cuchillo en el interior de un vagón del tren 1, en la estación de la calle 238 con Broadway, a escasos metros del cuartel No. 50, donde presta servicio.
Al llegar, los agentes ordenaron a los jóvenes Marquise Webb y Brian Innocent, ambos de 24 aƱos, bajar del vagón por el incidente en que habĆan participado, pero de inmediato le entraron despiadadamente al uniformado, golpeĆ”ndolo varias veces en la cara y el cuerpo, teniendo que salir rĆ”pidamente del vagón, sin dispararle, tampoco lo hizo el compaƱero que le acompaƱaba.
El oficial resultó con cortes en la cabeza y hematomas en el ojo, indica el informe médico del hospital San Barnabas, donde tuvo que ser internado.
Muchos dominicanos en el Alto Manhattan, sin identificarse, al ver el video de la agresión solo proclaman: »hay si fuera en RD, ya los 9 dĆas de los delincuentes hubiesen comenzado«.
Los agresores huyeron del lugar, siendo perseguidos por los mismos agentes, uno de ellos le hizo un disparo con una pistola elĆ©ctrica. Fueron apresados minutos despuĆ©s y la policĆa recuperó un cuchillo, un cĆŗter y una navaja de afeitar.
EstĆ”n acusadosde agresión a un oficial de policĆa, posesión criminal de un arma, resistencia al arresto, obstrucción de la administración gubernamental, allanamiento de morada y alteración del orden pĆŗblico.
Un policĆa retirado de apellido Torres, al conocer del caso dijo »los arrestos son sólo cosmĆ©ticos, porque muchas de las personas arrestadas por cometer delitos no estĆ”n siendo procesadas; si eso es a un policĆa uniformado quĆ© serĆ” a un civil; estamos retrocediendo, la uniformada merece respeto, apoyo y reconocimiento en su titĆ”nica labor, para proteger la comunidad».
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