Club de Oficiales de la Armada Dominicana sufrió daños por efectos del huracán Baryl que impactó al país


SANTO DOMINGO ESTE.-Los fuertes oleajes generados por el paso del huracán Beryl cerca de las costas dominicanas, causó daños al Club Para Oficiales de la Armada Dominicana, que fue cubierto de arena, rocas y escombros.

Se indicó que los remanentes del poderoso huracán persisten en el litoral cuyas olas, aunque con fuerzas disminuidas, "escupen" las orillas y emiten ruidos que ya no atemorizan al impactar con estructuras que las vuelven espumas y devuelven a su lugar.

En una reseña publicada por el periódico Diario Libre, se detalla que en la playita del club quedan vestigios, botellas plásticas, tapitas, palos, zapatos de niños, juguetes y otros objetos. La piscina y el área de baile, donde concurren citadinos los fines de semana, quedaron sepultadas de arena gris.

Añade que alrededor de cuatro pies de arena cubren el lugar cuya furia de la naturaleza se refleja además en la rotura de puertas, derribo de gazebo y estructuras de concreto dobladas y otros daños.

Este miércoles se observó a miembros de la Armada retirando las toneladas de arena, pero con palas manuales parece una tarea de largo plazo. Diario Libre logró obtener un permiso y entrar al lugar y se observa que en el del parqueo principal una capa de más de seis pulgadas cubre el área, además de rocas y residuos sólidos.

Uno de los salones de eventos de la parte trasera del lugar de diversión y esparcimiento quedó destruido totalmente y a su lado una estatua intacta de Juan Pablo Duarte con sable en mano y libro en el pecho de espalda al mar y de frente a la ciudad.

Próximo, la bandera nacional se mueve al compás de la brisa que aún generan las olas al estrellarse con las estructuras de concreto construidas para soportar la furia del mar Caribe, destaca el citado periódico de circulación matutina.

No es la primera vez que en el club de la Armada es afectado de esa manera, de acuerdo con un oficial de la institución. Cada vez que un fenómeno de la naturaleza, como huracán o tormenta impacta el país, el lugar se torna triste y desolador. Los sonidos de las orquestas dominicales en vivo se apagan... pero por poco tiempo.

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