J.C. Malone
Asesinaron la verdad, circulan rumores, documentos falsos y desaparecen $10 millones de dólares, nadie sabe donde están, claramente algo raro ocurre.
La verdad es la primera vÃctima de las guerras. Circulan versiones de que varios periodistas, gente con las que comencé el periodismo, a quienes me unen vÃnculos afectivos y respetuosos, “traicionaron” la patria, “vendidos al enemigo”.
Mucha gente distribuye información para satisfacer su morbo, sin importar su veracidad, eso solo le importa a los afectados. Y produjeron una versión musical de altÃsima calidad, para apoyar el descrédito de los colegas, hay mucho dinero envuelto.
El talento artÃstico de esa producción musical, no se junta al azar, ni gratis. La verdad es irrelevante, cualquiera puede ser vÃctima de esta evolución del crimen polÃtico.
“Cuando el rÃo suena, es porque agua trae”, la sociedad dominicana cambió radicalmente, no hay “inocentes” todos somos “culpables”, responsables de probar nuestra Inocencia.
La verdad fue sustituida por lo que los manipuladores hagan que la gente acepte como “la verdad”. Vivimos lo que Jean Baudrillard definió como el “crimen perfecto, asesinaron la realidad, suplantándola con la ilusión de la realidad”.
“Se perdieron $10.8 millones de dólares” que habrÃan salido de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) pero no llegaron al sector eléctrico, su destino.
Circula un “decreto” del presidente Luis Abinader, sin número ni fecha, sustituyendo funcionarios, es otra bomba sucia de esta guerra informativa.
Invierten mucha plata para revolver las aguas. Mientras más el presidente Donald Trump siga desnudando la corrupción estadounidense, más pronto desnudará a importantes figuras dominicanas. Del gobierno y la oposición, aquà hablo de todos los que manejaron, en primera lÃnea, los fondos estadounidenses.
El gobierno sabe, o puede saber, si decide averiguarlo, quiénes están detrás de esto, una simple auditorÃa forense puede establecer el origen todas estas cosas. Si el gobierno no nos dice quién está detrás, sin temor a equivocarnos, tenemos un sospechoso favorito.
Nadie está seguro, todos estamos en peligro constante, la guerra es un gran ecualizador, siempre socializa la inseguridad.
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