
La tradición de colgar un pan a entrada de la puerta delantera de muchos hogares dominicanos, principalmente en los campos, se ha ido perdiendo con el paso del tiempo, principalmente por la carestÃa de ese producto.
Ese pan de agua que para entonces les costaba entre uno y dos centavos, por supuesto cuando ese signo monetario representaba valor real, era situado en dicho lugar ante el supuesto de su protagonista de que con ello se traerÃa buena suerte al hogar , que no faltarÃa la comida diaria del núcleo familiar.
También partÃan esos creyentes de la premisa en que cada niño traÃda al mundo debajo del brazo, simbólicamente el pan.
Se recuerda como ese derivado de la harina de trigo, se ennegrecÃa producto del tiempo transcurrido, y era entonces cuando era reemplazado.
Asimismo, ante el supuesto de evitar entre lo malo en el hogar, era colocado pendiendo de la puerta de nuestros hogares campesinos, una penca de sábila.
Esas y otras tradiciones del folklor dominicano que con tanto fervor se praticaba se ha ido perdiendo junto a la religiosidad, que es reconocido por las dignidades esclesiásticas .
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