DE LA REDACCION
La población dominicana conmemora este 27 de Febrero el 175 aniversario de la proclamación de su primera independencia, sumida en la incertidumbre debido a una serie de males sociales, en especial la delincuencia y la climinalidad, agobiada por denuncias de actos de corrupción en estamentos de la administración pública, así como la difusión de rumores sobre raptos de niños, entre otras versiones desagradables difundidas por los medios de comunicación, principalmente a través de las redes sociales.
No obstante, esos o otros males que aquejan a los dominicanos, en el país se ha avanzado bastante en términos económicos, sociales e institucionales, desde la gesta libertaria del 27 de Febrero de 1844, que nos liberó del yugo impuesto por el invasor haitiano.
En adición a los males sociales que nos afectan, deberíamos prestar mayor atención a la invasión , esta vez pacífica de haitianos que no solamente amenazan nuestra soberanía, sino que representan fuerte carga para el presupuesto nacional, ya que el Estado tiene que dar servicios de salud, educación y trabajo a esos extranjeros, la mayoría ilegales que logran penetrar a nuestro territorio.
La presencia de esa población de ilegales, también acarrea problemas en términos epidemiológicos, ya que introducen enfermedades y patrones culturales que contrastan con nuestro patrón cultural.
Aunque en principio tuve reparos en cuanto a la propuesta de construcción de un muro fronterizo, pero todo parece que los propulsores de esta iniciativa, tienen razón, que esa estructura de concreto sería parte de la solución a dicha problemática.
Este miércoles 27 de Febrero, cada dominicano y dominicana debería reflexionar sobre el gran sacrificio en que incurrieron los Trinitarios al involucrarse en el primer proyecto de nación, de una República Dominicana libre potencias extranjeras y especie de esclavitud que durante 22 años mantuvieron las huestes haitianas en la parte occidental de la isla.
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